sábado, 21 de febrero de 2009

¡Hasta cuándo!

Habíamos planeado ir a ver a La Pequeña desde hacía una semana ya y a última hora me llama La Abuela y me dice que el coche se le cala... la madre que nos parió! Llevaba media hora corriendo de un lado para el otro, duchándome, desayunando, imprimiendo mapas, etc.!!! A lo loco con un estrés mañanero fuera de lo común, culpa mía que me dormí, pero claro, los horarios que tengo con el músico no son muy compatibles con ver amanecer. Tres horas de diferencia horaria, casi nada parece pero se nota.
Así que nada, una vez más plan fallido y a la espera del taller...

Un esperar y desesperar que es lo que mejor hago últimamente.

Esperando el regreso de el músico, "pronto" dice él... y yo sé que es "pronto": "pronto" es antes de que me lo espere, antes de que me de un síncope por abstinencia. Siete meses llevo esperando a que regrese, siete que se dice pronto y pasa rápido... pero deja huella. Hace unos meses que decidimos querernos de verdad, sin evitarlo, sin peros y sin las tonterías propias del ansia de independencia. Somos dos y punto, pero la burocracia nos lo pone complicado.

Esperando la llamada de algún trabajo y aguantando la desmoralización constante que provocan las frases: "esta la cosa... fatal", "encontrar un trabajo ahora es prácticamente imposible", ..., pf suspiros de España...

Esperando a la cola del paro para solicitar la porquería de prestación que me corresponde...

Tengo la sensación de que mi vida no es mía, siempre esperando a que alguien me la resuelva.

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