miércoles, 26 de abril de 2006

Mini manual para no ligar (para hombres)

Ya estoy de vuelta de Semana Santa, y sí que he estirado yo estas vacaciones semanasanteras pero es que estudiar a distancia es lo que tiene, que uno estudia lo mismo aquí que allá. Han sido unos días interesantes cuanto menos y es que pasar tanto tiempo con tu amiga del alma da mucho de sí y darse cuenta de que seguimos igual que cuando nos conocimos en preescolar te deja cuanto menos una especie desasosiego agradable que da mucho de sí en las largas conversaciones de café postnochedefiesta.

Han sido unos días de análisis de lo masculino, así tal como suena, de visiones , de presentaciones a discreción y de corroboraciones. Siendo esto así hemos creado una serie de grupos de exclusión de tipos que no queremos en nuestras vidas, se entienda vidas como elrestodenuestrasvidas, que para un rato se pueden hacer ciertas excepciones aunque no se deba, por que ya se sabe, que uno acaba por acostumbrarse a casi todo y al final nos acaban gustando hasta las coliflores. Y es que hay ciertos tipos de hombre que no nos gustan, y eso que tenemos gustos casi opuestos en esto de los tíos pero claro, en algunos nos ponemos de acuerdo.

Veamos, para empezar son los hombres que van con tirantes. Y es que no, no, vamos a ver, que si quieren lucir musculito que se vayan a la piscina o a otro sitio, pero no impresiona. Hoy en día casi todos van musculosos por la vida, y es que ves a uno que no tiene brazo-botijo y te llama la atención, además, éstos últimos empujan menos en los bares. Podrían entrar en este grupo los de camisetas transparentes... que para qué más explicaciones...

Otro grupo son los de las camisas estampadas a lo mantel de cocina que una no sabe si esta viendo un hombre o un muestrario de telas de mercadillo, también entran las camisetas claro, como no. Mención especial merecen las camisas blancas y negras con figuras geométricas que suelen ir acompañadas del típico mocasín con escayolo piesero, que sí que siguen existiendo, doy fe.

Pasamos al pelo, el pelo, ais, bueno, aquí es más complicado ponerse de acuerdo pero lo que no tolero son las rastas, y no por que me parezcan feas estéticamente, que de hecho me gustan, el problema es más bien práctico y es que pican, picaan! Y de qué manera...Llegan a ser un verdadero incordio si el susodicho se acerca demasiado, también doy fe. Tampoco los que llevan mechas, y es que hay mechas y mechas, que si no se notan demasiado vale, pero mechas a lo negropordentroblancoporfuera y con el pelo más o menos corto... ay! que no.

Una vez analizado lo que es lo externo del asunto pasamos a las actitudes en ambientes fiesteros: lo primero, que el tío merodee alrededor, mirando disimuladamente o no, como para ver si te llama la atención, como que quiere pero no quiere, y es que produce agarrotamiento, ya te sientes como en el matadero, apunto de sacrificar parte de la noche para atender al tío en cuestión que antes o después se acabará presentando, que si tiene el descaro de merodear, también lo tendrá para comenzar una absurda conversación, aquí cualquier excusa es buena.

Otro tipo de tío es el que llega se presenta sin miramientos y comienza a hablar, que bueno, esto no sería malo si hablara en general, pero el problema viene cuando acapara a tu amiga y tú te quedas ahí mirando para el techo, bailando como que no te importa hacerlo sola y de vez en cuando controlando la situación a la espera de la señal indicadora de quitameaestetiodencima, o cuando la "afortunada" has sido tu y estás incómoda por que tu amiga se ha quedado colgada como un farolillo chino. Es que es de muy mala educación hacer esto, dejar a la amiga sola, ahí discriminada, excluida de la conversación, y es que ya se sabe, que a veces es más efectivo ganarse a la amiga que a la que interesa! Por ello no vendría mal reforzar la sana actividad de la cobertura por parte de los amigos.

Otro tipo de actitudes que tienen algunos tipos que son totalmente aborrecibles son los besos humedecidos en la mejilla con todos los labios dejando la baba, pasar el brazo por el hombro-cuello para acercarse a hablar, pedir el teléfono en los primeros 10 minutos, decir que te has enamorado, forzar a bailar, tocar el culo al pasar por detrás, mirar a las futuras-supuestas presas mientras se comenta con los amigos, tocar el pelo cuando pasas por su lado (o soplar), agarrar contundentemente del brazo, quedarse con la chica cuando es más que evidente que no hay más tema de conversación, gritar cosas como "jaca" , "moza", "buenorra", etc, en general gritar, que no hace falta... ¿Alguna otra sugerencia? Nosotras pedimos el manual, ellos piden el manual, alguien debería encargarse de recopilar esta serie de cosas, no le vendría mal a más de uno... y de una, que a mí ya me gustaría saber qué les tira a ellos para atrás de una tía, por que cosas para hacer hay mil y una, pero qué no hacer? yo lo tengo claro.

miércoles, 5 de abril de 2006

Yo, la Siegessäule

He ido a Berlín, he dado unas vueltas y he regresado. En una semana da tiempo a muchas cosas menos a aburrirse. En una semana todo parece bonito, acogedor, mejor...

Lo vi casi todo, día tras días, paso a paso, metro a metro:
- Vi un metro de muro dentro de una tienda,
- a Papá Noel subido en una bicicleta cerca de la Ciudadela de Postdam,
- vi gente bebiendo por todas partes y no era un botellón (o macroborregón),
- sentí mis oídos estallar al subir los más de 200 metros de la torre de televisión en un torpedo llamado ascensor,
- estuve en la puerta del museo de Los Ramones,
- creí morir subiendo los 285 escalones en espiral de la Siegessäule y al llegar arriba me sentí como la mismísima,
- no sé cómo acabé hablando serbocroata, alemán, italiano, inglés, castellano, francés y lengua de signos en una misma conversación y sin saber ni la mitad de los idiomas,
- compré tabaco en el supermercado (a 3,80€ el paquete de Camel), (sí, volví a fumar, recaída le llaman),

- canté la "primavera trompetera" en el vagón de un metro camino a Charlottenburg.
- vi un oso panda en el zoo de Berlín; no puedo decir que me gustara verlo ahí, ni al panda ni al resto de animales que miraban con ojos aburridos y tristes al infinito.
- Me vi cara a cara con Nefertiti que se conserva como ninguna,
- me sentí grande en lo alto del altar de Pérgamo.
- El mejor culo de Berlín lo vi en un museo...

En todos los viajes siempre recuerdas este tipo de cosas, todo lo demás, lo que aparece en los libros y que todo el mundo sabe (o puede aprender) casi pasa desapercibido entre las miles de sensaciones que transmite cada centímetro de suelo, a cada paso algo nuevo que siempre me deja un deseo escrito en la mente: "Quiero volver".